miércoles, 28 de abril de 2021

La cinta del olvido

 

Nadie volvió a saber nada de Mildred. Nadie la encontró nunca. 

Patricia Highsmith

 

La casa será tuya algún día. Será el refugio de nuestra vejez, me dijo tu abuelo. Él y yo dejamos la ciudad y vinimos al campo. El lote tenía una casa y un lindo jardín con muchos árboles, ¿sabes qué fue lo que más me gustó? El bosque detrás de la casa, a donde venían ardillas, zarigüeyas, colibríes y montones de aves. Una vez, no sé si me lo soñé, vi un venado. La primera casa la tumbamos y construimos la que siempre soñamos, queríamos que tu mamá y tu tío tuvieran un sitio donde correr, ser felices, por eso pusimos los prados como tapetes y sembramos aguacates, naranjos y limoneros. A la entrada veraneras y platiceros, y en los balcones, geranios, pensamientos, orquídeas y las que más me gustan, las gerberas. De acá nadie me saca caminando, saldré con las patas pa´lante, decía tu abuelo. Era una tradición cuando alguien moría, se ponía el cadáver con los pies mirando la salida. Sabes, creo que yo también saldré con las patas pa´lante.

sábado, 24 de abril de 2021

Una ofrenda para el padrecito


Luis abre los ojos, bosteza y una flatulencia se esparce por el cuarto. La señora Poveda sentada en el sillón hace un gesto de desagrado y sigue mirando las estrellas a través de los árboles que tocan la ventana. La oscuridad envuelve la casa, faltan pocas horas para el amanecer pero los peones ya llevan media jornada de trabajo, ordeñan las vacas y las mujeres  pilan el maíz. Luis Poveda un hombre que se acostó peón y se levantó patrón, manipulador y sagaz tenía dos ambiciones: poseer a la hija de Antonio Reyes dueño de la hacienda donde trabajaba y ser el dueño de esa hacienda.

__ Venga.
__ No quiero, Luis
__ ¿Desde cuándo las mujeres le dicen no al marido?
__ No quiero, no me siento bien.

viernes, 23 de abril de 2021

EL LUNAR DE DUBIER



Quilambó no tiene historia escrita, nada permite comprobar si los abuelos son los que dicen ser, aun conociendo cada centímetro de la playa hasta el manglar. “Entrás a esa selva y salís fantasma” decía Gregorio.  Con miedo, los gemelos se acercaron buscando a su padre. Entrá vos primero – dice Dubier - ¡No, vos sos el mayor!  Cinco  minutos antes no me hace el mayor, entrá vos. No, entrá vos. Rodrigo empuja a Dubier y cae sobre  un viejo tronco podrido, donde las larvas reptan silenciosas. De un salto se levanta, agarra el brazo del hermano y  cae con él.  Quietos, con el corazón a punto de reventar, ven entre la hojarasca el rostro del padre, los gusanos le han devorado los ojos, la nariz y los labios. Rodrigo sale corriendo del manglar, llora, grita  y jura vengarse, corre tan rápido que Dubier no puede alcanzarlo. Llega a la unidad del ejército, donde está cantonado prestándole servicio a la patria. Es un soldado ejemplar, la madre da la vida por él, los vecinos, hasta los gatos. En cambio a Dubier, sólo lo quieren las putas y los granujas.


jueves, 22 de abril de 2021

Las almejas habían muerto

 Miro a Daniel de reojo y no percibo nada que me diga que está confundido, me invaden sentimientos contradictorios y la tristeza de haber perdido el amor, tal vez lo siga amando, no lo sé. Daniel calla, siempre calla, ni siquiera un: Fiorella lo siento, Fiorella, te quiero.

La custodia de nuestro hijo es mía, igual la casa, la finca es herencia de mi madre, tengo mi auto, mi cuenta, mis tarjetas, tengo todo solucionado. Mi trabajo es estimulante y me pagan bien. Daniel no hará falta, cuando quiera estar con alguien, un rato, llamo a una agencia. Ahora lo primero es mi hijo, nunca  traeré a alguien aquí, lo tengo claro.

Toni ha empezado a resentir la ausencia de Daniel. No quiere jugar con el gato de la señora Magda, no sale al jardín comunitario, prefiere quedarse en casa. ¿Recuerdas la torta de manzana con canela que preparaba la abuela? Tú y yo vamos a cocinarla, te enseñaré los trucos de tu Nona. Tú traes las manzanas y me ayudas a lavarlas, sacas la leche de la nevera, mides dos tazas de harina, y luego entre los dos la haremos y la ponemos al horno, y entonces te daré una sorpresa.

domingo, 28 de marzo de 2021

La esquina donde vive mi bebé





 Camila recorre el cuarto con la mirada, la detiene en la cama, va a la noche anterior, una mezcla de perfumado sexo y acrobacia, observa las joyas en la mesa de noche, un Chanel en el tocador, la foto de Daniel, atractivo para muchas mujeres, un cínico que con su  conversación embobaba. Decía que la conversación es el sexo del alma, y era cierto, tenía un alma buena y orgasmos durante la charla. Se acerca al espejo, no se atreve a mirar, agacha el rostro y lo cubre con las manos, se arregla el cabello, vuelve otra vez a tocar el rostro y mira. Baja las manos hasta las rodillas, las sube y oprime su sexo, imagina que es Daniel, frota la tela del pijama, disfruta la fricción suave de la franela con la piel, desliza los dedos dentro del resorte del pantalón, se siente incómoda, la tensión la obliga a sacar la mano, pero el placer de permanecer ahí en la silla de ruedas hace que resbale los dedos de nuevo, un calor inunda su cuerpo. Le petite mort, dice y sonríe, permanece sosegada un rato, deja caer la cabeza hacia atrás y mira por la ventana.