lunes, 3 de mayo de 2021

MARÍA EUGENIA ALONSO DE APARICIO Primer puesto · Asistente Cali · Valle Taller Écheme el Cuento

Matilde Vargas Reyes

Matilde Vargas espera frente a un gran portón rodeado de hiedra verde que contrasta con el blanco de los muros de la casa. La impaciencia y el desespero se juntan, además del sol inclemente que la sofoca. Por fin abre un hombre de baja estatura, mezcla de indio y mestizo, hace una reverencia y pide que lo acompañe al recibidor. Se deja caer en un sillón y tiene que esperar de nuevo. A hurtadillas, sale al corredor y llega al salón principal, paredes también blancas, altas, decoradas con crucifijos y cerámicas, toca los descomunales cuadros colgados frente a un ventanal que da al jardín, el ventanal es otro cuadro más. Se sienta en el sofá, mira a lado y lado, de un brinco llega a la puerta lateral donde el mestizo entra para guiarla al estudio. Débora está de espaldas haciendo los últimos trazos a una de sus obras, el ambiente es tenso, nadie habla, la visita saluda pero nadie responde. La pintora se aleja, vuelve al óleo, sobre uno de los pezones de la tela da una pincelada blanca y murmura: era lo que le hacía falta. Da un giro y mira a la joven de arriba abajo. ¡Desvístete!

viernes, 30 de abril de 2021

Nacimiento de Rach

La playa huele a sexo. La brisa trae olor de Olimpo, aroma que envenena al joven dios de los insectos. Despliega sus alas con desespero y choca contra las piedras, retrocede, trata de volar. Está fuera de sí, no puede contenerse, su apetito voraz lo lleva a la hembra, al otro lado de ese bálsamo.  Céfiro – viento del Oeste – aura de los enamorados, desliza sobre la arena una de sus alas para que el joven trepe y lo conduce al Olimpo.

En la caverna Hera baila, baila al ritmo de la lira, lejos de los ojos de Zeus. No  admite el adulterio, no se lo perdona a su esposo, ni a nadie, pero el joven dios de los insectos, hermoso, fuerte, la hará caer por primera y única vez en él. Céfiro deposita al  insecto a los pies de la diosa  y con un dulce soplo la transforma. De su espalda salen dos pequeñas alas, su piel se torna oscura y sus piernas se multiplican para seguir la danza y el canto con un siseo anhelante para que con caricias la posea.

jueves, 29 de abril de 2021

La esquina donde vive mi bebé





 Camila recorre el cuarto con la mirada, la detiene en la cama, va a la noche anterior, una mezcla de perfumado sexo y acrobacia, observa las joyas en la mesa de noche, un Chanel en el tocador, la foto de Daniel, atractivo para muchas mujeres, un cínico que con su  conversación embobaba. Decía que la conversación es el sexo del alma, y era cierto, tenía un alma buena y orgasmos durante la charla. Se acerca al espejo, no se atreve a mirar, agacha el rostro y lo cubre con las manos, se arregla el cabello, vuelve otra vez a tocar el rostro y mira. Baja las manos hasta las rodillas, las sube y oprime su sexo, imagina que es Daniel, frota la tela del pijama, disfruta la fricción suave de la franela con la piel, desliza los dedos dentro del resorte del pantalón, se siente incómoda, la tensión la obliga a sacar la mano, pero el placer de permanecer ahí en la silla de ruedas hace que resbale los dedos de nuevo, un calor inunda su cuerpo. Le petite mort, dice y sonríe, permanece sosegada un rato, deja caer la cabeza hacia atrás y mira por la ventana.

La cinta del olvido

 

Nadie volvió a saber nada de Mildred. Nadie la encontró nunca. 

Patricia Highsmith

 

La casa será tuya algún día. Será el refugio de nuestra vejez, me dijo tu abuelo. Él y yo dejamos la ciudad y vinimos al campo. El lote tenía una casa y un lindo jardín con muchos árboles, ¿sabes qué fue lo que más me gustó? El bosque detrás de la casa, a donde venían ardillas, zarigüeyas, colibríes y montones de aves. Una vez, no sé si me lo soñé, vi un venado. La primera casa la tumbamos y construimos la que siempre soñamos, queríamos que tu mamá y tu tío tuvieran un sitio donde correr, ser felices, por eso pusimos los prados como tapetes y sembramos aguacates, naranjos y limoneros. A la entrada veraneras y platiceros, y en los balcones, geranios, pensamientos, orquídeas y las que más me gustan, las gerberas. De acá nadie me saca caminando, saldré con las patas pa´lante, decía tu abuelo. Era una tradición cuando alguien moría, se ponía el cadáver con los pies mirando la salida. Sabes, creo que yo también saldré con las patas pa´lante.

martes, 27 de abril de 2021

Las dos guerras


Las dos guerras

Tomás, Rafael y Antonio, se sientan en las escalinatas de la iglesia. La bruma se disipa y deja ver a los campesinos bajando de los caballos. Las mujeres organizan los canastos con huevos, queso, frutas y verduras para la venta en la plaza mayor.

No es justo luchar en una guerra que no nos corresponde, dejar a nuestras mujeres, hijos, a la familia entera.

¿Que no es justo? ¡Claro que sí Tomás! Si no paramos al enemigo, acabaremos en la ruina y más jodidos de lo que estamos.

Antonio, no estoy de acuerdo, no deseo ir a combatir. ¿A combatir con quién? ¿Con nosotros mismos? Yo voy porque mi padre me lo exige y quiere un país digno según él.

Tomás tu padre tiene razón, la guerra servirá para darle a nuestros hijos un sitio mejor.

No lo creo Rafa.

Rafael bota el cigarrillo y un chiquillo lo recoge, desaparece entre la algarabía del pueblo. Rafa lo mira alejarse, se quita la ruana, la extiende en el suelo y se recuesta sobre ella.

Te apoyo Tomás, no deseo ir a una guerra que nada bueno nos traerá, miren ese chiquillo, apenas tendrá 10 años y es huérfano, su padre estuvo con el ejército y la madre se enloqueció al saber que los rebeldes lo habían matado. No quiero eso para mis hijos y por eso apoyo la guerra, más no quiero ir. Tengo miedo. Cierra los ojos y los abre al sentir que  Antonio le toca el hombro.
─ Vamos hombre es hora de irnos.
Tomás, Antonio y Rafael descienden con lentitud, en silencio por la ladera de la colina.

domingo, 25 de abril de 2021

COSQUILLAS

La mañana en que Aristóbulo murió, los tres muchachos no fueron a la escuela, se quedaron con Leonor. Ella no dijo nada, no lloró, sólo sentía una tristeza que había llegado para quedarse.

Comen en silencio. El mayor lo rompe, se impone que alguien hable en el rancho donde vivió y murió Aristo.  Sabemos sumar, restar, multiplicar y no vamos a volver a la escuela, nos quedamos a ayudarle, los tres asienten. Leonor no dice nada.  Escuchan ladrar los perros, Leo toma la escopeta y sale hasta la puerta, ellos la siguen. Un hombre de ruana blanca viene por el flanco del camino y se acerca al portalón. ¿Qué se le antojará al cura Tancredo?, pregunta ella.

sábado, 24 de abril de 2021

Una ofrenda para el padrecito


Luis abre los ojos, bosteza y una flatulencia se esparce por el cuarto. La señora Poveda sentada en el sillón hace un gesto de desagrado y sigue mirando las estrellas a través de los árboles que tocan la ventana. La oscuridad envuelve la casa, faltan pocas horas para el amanecer pero los peones ya llevan media jornada de trabajo, ordeñan las vacas y las mujeres  pilan el maíz. Luis Poveda un hombre que se acostó peón y se levantó patrón, manipulador y sagaz tenía dos ambiciones: poseer a la hija de Antonio Reyes dueño de la hacienda donde trabajaba y ser el dueño de esa hacienda.

__ Venga.
__ No quiero, Luis
__ ¿Desde cuándo las mujeres le dicen no al marido?
__ No quiero, no me siento bien.

viernes, 23 de abril de 2021

EL LUNAR DE DUBIER



Quilambó no tiene historia escrita, nada permite comprobar si los abuelos son los que dicen ser, aun conociendo cada centímetro de la playa hasta el manglar. “Entrás a esa selva y salís fantasma” decía Gregorio.  Con miedo, los gemelos se acercaron buscando a su padre. Entrá vos primero – dice Dubier - ¡No, vos sos el mayor!  Cinco  minutos antes no me hace el mayor, entrá vos. No, entrá vos. Rodrigo empuja a Dubier y cae sobre  un viejo tronco podrido, donde las larvas reptan silenciosas. De un salto se levanta, agarra el brazo del hermano y  cae con él.  Quietos, con el corazón a punto de reventar, ven entre la hojarasca el rostro del padre, los gusanos le han devorado los ojos, la nariz y los labios. Rodrigo sale corriendo del manglar, llora, grita  y jura vengarse, corre tan rápido que Dubier no puede alcanzarlo. Llega a la unidad del ejército, donde está cantonado prestándole servicio a la patria. Es un soldado ejemplar, la madre da la vida por él, los vecinos, hasta los gatos. En cambio a Dubier, sólo lo quieren las putas y los granujas.


jueves, 22 de abril de 2021

Las almejas habían muerto

 Miro a Daniel de reojo y no percibo nada que me diga que está confundido, me invaden sentimientos contradictorios y la tristeza de haber perdido el amor, tal vez lo siga amando, no lo sé. Daniel calla, siempre calla, ni siquiera un: Fiorella lo siento, Fiorella, te quiero.

La custodia de nuestro hijo es mía, igual la casa, la finca es herencia de mi madre, tengo mi auto, mi cuenta, mis tarjetas, tengo todo solucionado. Mi trabajo es estimulante y me pagan bien. Daniel no hará falta, cuando quiera estar con alguien, un rato, llamo a una agencia. Ahora lo primero es mi hijo, nunca  traeré a alguien aquí, lo tengo claro.

Toni ha empezado a resentir la ausencia de Daniel. No quiere jugar con el gato de la señora Magda, no sale al jardín comunitario, prefiere quedarse en casa. ¿Recuerdas la torta de manzana con canela que preparaba la abuela? Tú y yo vamos a cocinarla, te enseñaré los trucos de tu Nona. Tú traes las manzanas y me ayudas a lavarlas, sacas la leche de la nevera, mides dos tazas de harina, y luego entre los dos la haremos y la ponemos al horno, y entonces te daré una sorpresa.